Los grandes héroes no son siempre tan grandes

lunes, 18 de noviembre de 2013

Nada nuevo al otro lado

  En el periódico ABC, del pasado domingo 17 de noviembre, Albert Espinosa hace una reflexión a partir de un juego observado, sobre lo que supondría la rutina. A continuación adjunto su artículo:
  "Esta semana me topé con un colegio que estaba en el descanso de una excursión. Discutían sobre a qué jugar y acabaron haciéndolo a un juego que se llama la araña. Se trata de colocar a unos cuantos niños en medio de dos grupos que están a cada lado. Y los niños del medio son la araña y han de atrapar a los que quieren pasar de un lado a otro... Si te tocan o te atrapan, has de quedarte en medio y te conviertes también en araña.
  Era divertido ver cómo poco a poco, casi todos los chavales que intentaban pasar se acababan transformando en araña, hasta que de repente... Cuando tan solo quedan dos niños libres y unos 50 haciendo de araña...
  Un hombre que tendría unos 80 años y que también observaba el juego dijo: "Este juego refleja lo que es la vida... Si te atrapa la rutina te conviertes en uno más y deseas atrapar a más gente en la rutina... Para no ser pillado, debes ser muy ágil y sobre todo no desear siempre cruzar al otro lado... Casi nunca hay nada nuevo al otro lado..."
  No dijo nada más... Ambos nos quedamos mirando ese final de juego pero ahora sintiendo una emoción que segundos antes no existía y, yo, teniendo la sensación que el hombre de al lado jamás había sido atrapado."
  
  También podéis leer este texto periodístico en la versión online de dicho periódico: Nada nuevo al otro lado

  La rutina puede llegar a atraparnos, haciendo que nuestra vida diaria llegue a ser aburrida y a veces incluso no aportarnos nada nuevo, sino simplemente lo mismo cada día. Es necesario seguir luchando cada día por conseguir nuestros objetivos y ganar poco a poco puestos en lo que sería nuestra meta final. Debemos ir renovándonos tanto nuestro conocimiento como nuestra forma de llevarlo a la práctica. Y mucho más importante, la formación permanente de profesores, ya que sus conocimientos son los que se transmiten a futuras generaciones, otorgándoles la posibilidad de comparar lo ya conocido con lo que anteriormente se trabajaba esa transmisión de contenidos.
  Siempre es buena la renovación, pero hay aspectos interesantes que podríamos conservar del pasado y mantener en nuestros días, pueden ayudarnos a mejorar siendo la base de nuestra motivación y resurgimiento, aprendiendo a mostrar lo mejor de cada uno de nosotros. De esta manera, conseguiremos formar a una generación futura mucho mejor, que favorezcan el cambio y la asimilación de contenidos óptimos.

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